"Lléname Señor, sola no puedo"
(Graciela Aressi)
Cientos de mujeres cristianas, involucradas en algún ministerio emprenden cada día, una carrera contra el reloj, desarrollando diversos roles de manera simultanea, lo cual genera una presión que termina en un desgaste físico, emocional y espiritual, llevándolas a sufrir enormes fracasos y en algunos casos a renunciar por la frustración de no saber manejar la presión de ser madre, esposa, amiga y a la vez servidora del Señor.
A través de un lenguaje directo, fruto de su experiencia ministerial como esposa de pastor, la autora, comparte de manera amena y coloquial, consejos basados en la Palabra de Dios. Cada página de éste libro, es bálsamo refrescante, para todas aquellas mujeres agotadas y frustradas con sus responsabilidades familiares, ministeriales y sociales, que un día decidieron responder al llamado de servir al Señor de la obra, y anhelan en su corazón ser discípulas integrales de Jesús.
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“La renovación del Águila”
ResponderEliminarTemplanza ¿hasta cuándo?
El águila es el ave de mayor longevidad de la especie. Llega a vivir 70 años, pero para llegar a esa edad debe tomar una difícil decisión. A los 40 años, sus uñas están apretadas y flexibles, sin conseguir tomar a sus presas de las cuales se alimenta. Su pico, largo y puntiagudo se curva, apuntando contra el pecho. Sus alas están envejecidas y pesadas y sus plumas, gruesas. ¡¡Volar se hace tan difícil!!
Entonces, el águila tiene solamente dos alternativas: morir o enfrentar un doloroso proceso de renovación, que dura 150 días. Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse ahí en un nido cercano al paredón, donde no tenga la necesidad de volar.
Después de encontrar ese lugar, el águila comienza a golpear con su pico la pared hasta conseguir arrancarlo, esperar el crecimiento de uno nuevo con el que desprenderá una a una sus uñas. Cuando las nuevas uñas comienzan a nacer, empieza a desplumar sus plumas viejas. Después de cinco meses, sale para el famoso vuelo de renovación y para vivir 30 años más.
En nuestra vida, muchas veces tenemos que resguardarnos por algún tiempo y comenzar un proceso de renovación. Para continuar un vuelo de victoria, debemos desprendernos de costumbres, tradiciones y recuerdos que nos causan dolor. Solamente libres del peso del pasado podremos aprovechar el resultado valioso que siempre trae una renovación.
“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”. (Hebreos 12:1)
Ninguna renovación es posible sin acercamiento interno y continuo del Creador. Solo los que se atreven a sufrir la renovación, como el águila, podrán extender sus alas y volar alto muy alto, como el águila.
“Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”. (Isaías 40:29-31)
¿Estás dispuesto/a a ser un águila? ¿Dejarás que Dios te renueve de día en día?, ¿Dejarás a Dios trabajar en ti?
La templanza surge en nuestras vidas como consecuencia de la obra directa del Espíritu Santo; o sea se cultiva por la intensidad de nuestra relación con Dios y mi dependencia con Él. Hay cosas en la vida que nadie las puede hacer por mí, que solo dependen de mí, y de mi relación con Dios y esta es una de ellas.
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